¿Eres un trabajador productivo o un empleado workalcoholic? 

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En trabajo duro se encuentra la raíz del éxito. Si deseas brillar en tu trabajo, conseguir ese ascenso o hacer que tu negocio crezca, trabajar duro resulta fundamental para conseguirlo. Es posible que tengas que hacer sacrificios, dedicar más horas a las tareas o incluso llevarlo a casa, pero siendo estratégico en tus esfuerzos y manteniéndote enfocado en la meta.

“Para el trabajador obsesivo, la tendencia es la micro-gestión y en no dejar ir el control. Esto puede conducir a un ambiente de trabajo frustrante e ineficaz, en donde una persona está realizando todo y sus colegas se sienten incapaces de hablar”

Pero… espera un segundo… ¿largas horas en la oficina? ¿Llevarse trabajo a casa? ¿Hacer múltiples sacrificios a expensas de la vida personal? Este tipo de frases tienen todas las características para que las diga el clásico workalcoholic. En realidad, los trabajadores eficaces, en primera instancia, pueden parecerse mucho a los empleados obsesivos con su trabajo. Profundiza un poco más y te podrás dar cuenta que realmente son polos opuestos en términos de perspectiva y productividad. Entonces, ¿cómo saber si eres uno u otro?

1) Conoce tu valor: Los trabajadores productivos saben su valor en el lugar de trabajo, reconociendo lo que aportan a su organización y por tanto conocen sus propios roles y prioridades. Por otro lado, los compulsivos, esperarán la validación de otras personas, manteniendo sus cabezas agachadas sin poder comprender que su valor encaja dentro de la organización como un todo. Este es un enfoque mucho más estrecho y uno cuyo a menudo puede dirigirse al cansancio en exceso. Asegúrate de saber cómo y por qué tú agregas valor.

2) Saber cuándo hay que cambiar el ritmo: Todos hemos prometido dar el 100% en nuestras entrevistas de trabajo y en reuniones de evaluación, pero trabajar a ritmos intensos todo el tiempo no es saludable, ni es posible. Un trabajador productivo tendrá el buen juicio de saber cuándo dar el salto de calidad en su situación para alcanzar resultados. Orientados siempre a resultados, ellos trabajan como corredores de fondo, examinando la situación, enfocándose en la estrategia y manteniendo todo a buen ritmo en periodos tranquilos, pero teniendo la habilidad de permearse de acciones positivas cuando surja la necesidad. Estos trabajadores saben que los resultados no se basan en la cantidad de horas que hayan puesto en una tarea, más bien en la calidad del trabajo producido. El trabajador obsesivo, en contraste, quiere dar el 100% todos los días, llevando trabajo a casa y siempre estar “de guardia”, sin embargo, esto puede convertirse en algo ineficiente. Estar ocupado es el único enfoque de los trabajadores compulsivos. Esto genera sentimientos de inseguridad e insuficiencia. Asegúrate de no caer en esta trampa.

3) Piensa en el número uno: Todos los equipos los tienen, esos colegas que pueden con todo lo que les es encomendado y que simplemente pareciera que no pueden decir no. Mientras que ser susceptible y estar listo para compartir la carga de trabajo es una parte deseable de cualquier rol, un verdadero trabajador productivo se pondrá por delante, entendiendo que sus propias áreas de responsabilidad son la prioridad y que tiene la confianza de rechazar las solicitudes de ayuda, si esto fuera en detrimento de su propio trabajo. No es así para el trabajador obsesivo. Esta clase de empleado puede rápidamente empantanarse al realizar el trabajo de otros, por lo que son adeptos en aparentar estar “ocupados” todo el tiempo. Esto puede dar lugar a su propio sufrimiento ya que continuamente se esfuerzan en hacer “más”. Enfócate en aquello que necesitas para realizar y alcanzar lo que es tu prioridad.

4) Encuentra el balance perfecto: Encontrar el balance entre la carrera profesional y personal es algo con lo que peleamos. Plazos de tiempo y presiones laborales, emparejado con organizar un hogar o ir a los cumpleaños familiares pueden generar niveles altos de estrés. Sin embargo, un trabajador productivo comprenderá claramente la importancia de encontrar un balance perfecto en su vida personal y laboral. Al trabajar de manera eficiente y subir su ritmo de trabajo estratégicamente cuando sea necesario, estos empleados se asegurarán de que sus relaciones personales nunca sufran. Además, van a entender que estar bien descansado y tomar tiempo para relajarse por las noches y durante el fin de semana incrementará su productividad en el trabajo. El trabajador obsesivo, en contraste, no se preocupará por perderse compromisos personales con el fin de realizar más labores en la oficina, yendo en detrimento de su bienestar personal. 

Entonces, si eres el primero en la oficina cada mañana y el último en irte cada noche, odias irte temprano y te llevas trabajo durante tus vacaciones, es momento de restablecer el equilibrio y encontrar el tiempo para relajarte. Tu familia, tus colegas y tu salud te lo agradecerán.

5) Se un ejemplo que los demás puedan seguir: Como un trabajador productivo, tus colegas de trabajo te seguirán y te pedirán consejos y orientación. Al estar orientados a resultados, concentrados y capaces de establecer prioridades, puedes crear un equipo altamente productivo, con una cultura positiva y autónoma. Para el trabajador obsesivo, la tendencia es la micro-gestión y en no dejar ir el control. Esto puede conducir a un ambiente de trabajo frustrante e ineficaz, en donde una persona está realizando todo y sus colegas se sienten incapaces de hablar. De hecho, los trabajadores obsesivos difícilmente trabajarán bien como equipo y encontrarán extremadamente complicado el poder delegar. Trata de recordar que el liderazgo no significa hacer todo tú mismo y que priorizar las tareas y compartir las mejores prácticas son las mejores maneras de lograr el éxito.

Por: Hays México

 

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