Finanzas débiles, causa número uno del cierre de emprendimientos en México

 Si bien México es considerado territorio fértil para emprender, para las nuevas empresas aún resulta complicado crecer y mantenerse en el mercado, ya que cerca del 75 por ciento de las startups del país cierran después del segundo año de vida.

 

Esto debido principalmente al mal manejo de sus finanzas, según el Instituto del Fracaso, centro de investigación aliado del movimiento Fuckup Nights.
 El estudio realizado por el organismo, en alianza con el Instituto de Emprendimiento, Eugenio Garza del Tecnológico de Monterrey, detalla también que el porcentaje de cierre de emprendimientos se da, en el 65% de los casos, a que sus ingresos fueron insuficientes; en el 40% fue por exceso de gastos operativos; 40% por una mala administración del dinero; 38% a problemas de financiamiento o prestamos; 35% por retraso de pagos de sus clientes y el 25 por ciento restante por problemas de crédito con proveedores.

 
Asimismo, con base en la encuesta “Esperanza de vida de los negocios a nivel nacional y por entidad federativa 2016” del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a nivel nacional los negocios del sector manufactura tiene mayor esperanza de vida con un promedio de 9.7 años, seguida por el sector de servicios privados con 8.0 años y el sector del comercio con 6.9 años.

 
Para Luis Manuel Rodríguez, Director General de Master Electrónicos, empresa con más de 30 años de operación en el mercado, “uno de los mayores retos a los que me enfrenté como emprendedor fue al poco financiamiento con el que contaba para iniciar mi negocio. A los 20 años de edad únicamente tenía la visión y el coraje para comenzar a formar una empresa, pero no los recursos. Tuve que vender mi automóvil para viajar al Oriente y negociar de forma directa con las empresas líderes en fabricación de electrónica. Poco después logré importar a México estos productos, y surgió un segundo reto, que fue adaptarlos a las necesidades del mercado mexicano, para lo cual también tuvimos que invertir recursos”. 

 

Master Electrónicos nació en 1986, debido a que Rodríguez logró identificar la creciente demanda de refacciones para aparatos electrónicos. Actualmente, la empresa diseña prototipos para nuevos productos en su propio laboratorio de innovación y disrupción.

 

Para que Master se mantuviera de pie, continuó Rodríguez, se tuvo que conjuntar la labor del área de compras y ventas, manteniendo una supervisión exhaustiva de los gastos y estando siempre muy cerca del cliente, al que hoy en día se le ofrece los mejores precios del mercado.

 

A pesar de que en México existen apoyos promovidos por instituciones, aceleradoras, incubadoras, entre otros organismos, estos están dispersos entre diferentes sectores, como el empresarial, el social, el académico/investigación, y la tecnología e innovación.

 

A este último rubro se destina apenas el 21 por ciento de los beneficios, según datos del Observatorio Nacional del Emprendedor a través de su Análisis Transversal del Gasto 2015.

 

“Durante los primeros dos años de incubación, es decir, la primera curva del negocio llamado ‘Valle de la muerte’, es donde se presentan los problemas financieros de los emprendedores, ya que no cuentan con los suficientes recursos para invertir en la empresa, ni con el apoyo de inversionistas ni de fondos privados o públicos. Por ello, es importante que instituciones capaciten y asesoren el modelo de negocio de los emprendedores para que conozcan el entorno al que se van a enfrentar”, explicó Carolina Arango, directora de incubación de Startup México, organización encargada de fomentar la colaboración, la innovación y la creación de emprendedores.
En México se han creado diversas organizaciones cuyo objetivo es apoyar a los emprendedores con financiamientos y resolver la falta de productividad de cada emprendimiento. Un ejemplo de ello es el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), el cual persigue el cumplimiento de ciertos objetivos que buscan apoyar y evitar el cierre de nuevos negocios:

 

1.    Coordinar la participación de organizaciones que operen programas para emprendedores y MiPyMEs.

2.    Fortalecer las capacidades de gestión y gerenciales de los emprendedores, para el buen desarrollo del negocio.

3.    Facilitar el acceso a financiamientos para los emprendedores a través de distintas alternativas.

4.    Desarrollar las capacidades de producción, de tecnología e innovación en los emprendedores, con el fin de crear una relación estrecha con el mercado.

5.    Vincular a los emprendedores con aliados públicos y privados dentro de las cadenas globales de valor.

 

“Si bien es cierto que el impulso por parte de las instituciones y organizaciones públicas y privadas enfocadas a atender al sector emprendedor es evidente, de septiembre de 2016 a junio de 2017 el Fondo Nacional Emprendedor (FNE) disminuyó el apoyo a 5 mil 251.8 millones de pesos, aunque está apoyando con más recursos a cada proyecto”, indicó el empresario Luis Manuel Rodríguez.

 

“El ecosistema emprendedor de México está en expansión, por ello, instituciones y organizaciones necesitan prestar atención sobre cómo los emprendedores manejan sus finanzas internas, a través de una correcta capacitación y asesoramiento, ya que es la falta de capital la principal causa de su deceso durante su paso por el ‘valle de la muerte’”, concluyó Arango.

 

Redacción

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