El código QR, catalizador de las transacciones post-COVID-19

La llegada del COVID-19 ha marcado dos líneas en el comportamiento de la gente: preocupación por el contagio y distanciamiento social. Esto se ha convertido en la mayor tendencia a la que nos enfrentamos, ya que sus estragos nos afectan a todos y la economía no ha quedado excluida. La dificultad para contener la epidemia ha obligado a la implementación de medidas extraordinarias como el cierre de edificios, empresas y comercios que hasta ahora han limitado la movilidad.

 

Como consecuencia se ha reducido la producción, el turismo y el consumo en la versión que lo conocíamos. La era digital se ha acelerado drásticamente producto de las nuevas necesidades y muchas empresas han aprovechado estos factores para ver en la nueva concepción del mundo una gran oportunidad, han entendido el nuevo paradigma: “La salud es la nueva riqueza.” Por lo tanto, ya no es sólo el producto lo que necesita ser sostenible, sino el proceso para llevarlo a las manos del consumidor. Los medios digitales de pago lo han entendido muy bien, sin embargo, es el uso de QR CODE  se vislumbra en los sistemas de pagos en esta nueva era de contactless.

 

Ante la posibilidad de que el uso de dinero efectivo sea un medio de contagio de este virus, la Organización Mundial de la Salud sugirió el uso de contactless con el objetivo de disminuir el riesgo de propagación, lo que ha impulsado el uso de medios de pago electrónicos.

No es nuevo decir que el uso de smartphones ha permitido facilitar la vida de las personas para acercarlas cada día al uso de nuevas tecnologías en su vida diaria. La industria financiera ha creado innumerables soluciones atendiendo a las principales necesidades de los usuarios: eficiencia, seguridad, fraudes, prevención de lavado de dinero, robo, entre otros. Por otro lado, los usuarios usan cada día más estos medios de pago para realizar alguna transacción.

Los pagos digitales han permitido a las personas acceder a bienes y servicios mientras están en cuarentena o distanciamiento social. Durante la crisis del coronavirus, los pagos digitales han mantenido las economías en funcionamiento y han ayudado a las personas a reducir el contacto con el virus.

Según el informe de Minsat Tendencias en medios de pago de 2019, el 64,5% de los internautas bancarizados en México declaraban estar usando menos efectivo que hace 5 años, de hecho, un 73% mostró predisposición a dejar de usar efectivo si pudieran realizar todas sus compras con tarjeta u otros medios de pago electrónico. Asimismo, México registró un crecimiento de 11.5% promedio anual en sus transacciones realizadas en terminales puntos de venta de 2012 a 2017.

Estos datos muestran cómo ha evolucionado tecnológicamente el ecosistema de medios de pago.

Si bien el implementador de soluciones financieras, sea un banco, wallet, agregador de pagos, adquirente o demás interventores hasta principios de este año, eran tres factores los que impulsaban el comportamiento del consumidor (seguridad, conveniencia e inclusión), la pandemia ha sumado uno más: limitar la exposición al contagio del virus. El cambio es está siendo rápido y continuo para alcanzar transformaciones permanentes en la industria y quien se quede atrás quedará fuera.

La crisis inherente a la pandemia trajo como consecuencia el despunte del e-commerce como producto del confinamiento, dando entrada al uso frecuente de pagos digitales. De manera general, el uso de efectivo ha perdido protagonismo por el cambio en el comportamiento de las compras y llevando las transacciones al mundo digital.

La mejor parte comenzará cuando el ecosistema de soluciones de pago contienda por ofrecer la mejor experiencia para el usuario y logre vencer las barreras en su adopción. Los nuevos modelos deberán hacer que las transferencias se vuelvan más rápidas, fáciles y disponibles. El usuario no se debería preocupar más que por tener un medio para poder realizar una transacción donde sea y como sea, es una necesidad con carácter de urgencia.

Parece ser que la solución que lo da es el Código QR, cumpliendo con las reglas de distanciamiento social que parece se quedarán por mucho tiempo. El Código QR funciona como una herramienta para aquellas personas sin acceso a pagos digitales, otorgando beneficios de inclusión financiera, así como del comercio local y global cada vez más digitalizado como consecuencia de COVD-19.

Por otro lado, ganarán aquellos medios de pago que tengan la capacidad de lograr una transacción sin limitarla por cuestiones tecnológicas o unicanales, es decir, que tengan la capacidad de cobrar y pagar digitalmente con lo que sea, no importa si es banca comercial, wallet, CODI (en el caso de México) adquirentes o agregadores de pago.

Las ventajas en el uso el Código QR son diversas, por ejemplo, para el caso de las tiendas es que el cobro mediante este método no implica comisión como con el uso de tarjetas bancarias (una de las principales barreras del pequeño comerciante) y no existen costos asociados por el uso de terminales o agregadores de pago.

El código QR es una solución de pagos innovadora que convierte al celular, literalmente, en una Billetera Digital, tanto para compradores como para vendedores, sin la necesidad de utilizar una cuenta bancaria. Es fácil de usar, rápido, seguro e inclusivo, basta recordar los casos de éxito en países como China, cuya aceleración en el uso de medios de pago digitales y soluciones QR se detonaron posterior al SARS H1N1.

Redacción

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