El estrés laboral: problema de salud pública en México

Gran parte de la población mexicana desde hace unos años (2018) tiene altos niveles de estrés, nuestro país ocupa el primer lugar (2023) en la materia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la actualidad, se calcula que el 73% de las personas tiene esta problemática, la cual, adquiere efectos importantes en la salud de quienes poseen el padecimiento que se manifiesta en fatiga laboral. En otras palabras, 7 de cada 10 mexicanos vive estresado y no rinde en sus actividades tanto diarias como laborales.

Aunado a lo anterior, la crisis de salud que se dio por la pandemia, generó un aumento en el estrés laboral, ya que desestabilizó las actividades de trabajo en casa, la convivencia familiar y las labores del hogar.

Ante esta problemática de salud pública, las autoridades mexicanas promovieron la Norma Oficial Mexicana (NOM) 035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo que fue promovida por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la cual, entró en vigor en el mes de octubre de 2019 y obliga a los dueños de negocios en nuestro país a identificar y prevenir los factores que afectan la salud emocional de sus colaboradores.

En este orden de ideas, el estrés es una condición multifactorial que afecta el bienestar de las personas manifestando síntomas fisiológicos y emocionales que impactan en la salud de las personas, tanto en su entorno cotidiano como el laboral con pérdidas económicas para los individuos, empresas y gobierno. Sin embargo, aunque la ley existe desde hace años, se ha identificado que el 80% de las compañías no tienen estrategias para aminorar la afectación en los colaboradores. Ante esta situación, ¿Qué hacer?

Una de las primeras acciones que deberían de realizar las empresas es desarrollar una estrategia que permita identificar y solucionar de forma íntegra, efectiva y eficiente a partir de un diagnóstico, después buscar los tratamientos y previsiones adecuadas para tratar cada caso de estrés laboral que permita:

  • Prevenir la alteración o desequilibrio entre las actividades que conlleva la realización del trabajo.
  • Evitar que se suscite alguna enfermedad asociada al estrés identificando éstas por el tipo de puesto y actividades.

Partiendo de lo anterior, dicho diagnóstico debe de tomar en cuenta las actividades diarias cotidianas, considerar los hábitos, posturas, tiempos de descanso, alimentación y por último la relación del individuo con el entorno del trabajo.

Asimismo, se debe de buscar la innovación en el sistema organizacional con programas de salud con temporalidad, adaptable los recursos que empleados puedan implementar para tener una vida más equilibrada en el trabajo. También, éste debe de contemplar los riesgos psicosociales a nivel laboral y por último, y no por eso menos importante, generar una cultura de bienestar entre jefes, empleados y colaboradores con el objeto de encontrar un punto de equilibrio donde las actividades diarias no afecten de forma directa a cada uno de los miembros de la organización por este tipo de cuestiones.

Yanira Estrada, CEO de Haphy

yanira@haphybyaquasense.com | haphybyaquasense.com

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