La economía mexicana atraviesa un momento preocupante: desde hace un año y medio, ha ido disminuyendo de manera sostenida el número de patrones registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esa caída sistemática indica que no solo se están cerrando empresas formales, sino que también se está debilitando la capacidad estructural del país para generar empleos formales, tan necesarios para el crecimiento productivo y para el bienestar social.
El número 19 del Boletín de Análisis Económico de la Escuela de Negocios del ITESO (ENI) analiza dicha tendencia y advierte que es una señal de alerta para empresarios, autoridades y tomadores de decisiones: México acumula ya 17 meses consecutivos con menos patrones inscritos ante el IMSS, lo que equivale a una pérdida neta de 25 318 unidades entre septiembre de 2024 y el mismo mes de 2025. En el promedio diario, esto equivale a que cada día cierran 69 empresas formales.
El empleo formal se resiente
La contracción del tejido empresarial tiene un efecto directo y grave: una menor dinámica en la creación de empleos formales. El boletín destaca que, de enero a septiembre de 2025, México apenas generó 333 303 empleos formales, lo cual representa una caída del 27 % respecto al mismo periodo de 2024, cuando se registraron 456 417 empleos nuevos.
Este fenómeno demuestra que el empleo formal —base de la seguridad social, pensiones y prestaciones laborales— está resistiendo sobre una base cada vez más débil. Como lo explica Mireya Pasillas, académica responsable editorial del boletín: “el empleo formal se está sosteniendo con menos empresas e indica que la economía está prendida con alfileres”.
No es un tema menor: México enfrenta la presión de generar decenas de miles de plazas formales en octubre y noviembre para compensar las pérdidas estacionales de diciembre, cuando típicamente se pierden unas 350 mil plazas en el país; es decir, más de lo que se ha conseguido generar hasta ahora en todo 2025.
Jalisco también padece el retroceso
La tendencia nacional se refleja también a nivel estatal. En Jalisco, en los primeros nueve meses de 2025 se generaron 30 722 nuevas plazas, cifra que representa una caída del 22.1 % frente al mismo periodo del año anterior. Pero el panorama se torna aún más complicado considerando que diciembre es mes de pérdidas laborales, por lo que 2025 corre riesgo de quedar con generación prácticamente nula de empleo formal.
Un dato particularmente ilustrativo: entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, Jalisco perdió 1 675 patrones, concentrados en micro y pequeñas empresas (1 507 bajas netas) en sectores como comercio, industria de transformación, servicios para empresas, transporte-comunicaciones y agricultura.
Esto revela que la contracción empresarial no es exclusiva de grandes compañías: está golpeando con fuerza a las unidades más pequeñas y vulnerables, que en buena medida eran las que más dinamismo aportaban al empleo formal local.

Industria y manufactura: señales negativas
El Boletín del ITESO no sólo se enfoca en el registro patronal, también analiza la actividad industrial, donde la caída ya suma seis meses consecutivos. En agosto de 2025, la industria mexicana registró una contracción anual de –2.7 %, con caídas destacadas en minería (−7 %) y en obras de ingeniería civil (−27.9 %).
Un área estratégica, la industria automotriz, también muestra signos de debilidad. En los primeros nueve meses de 2025, la producción bajó 0.3 %, mientras que la exportación de vehículos ligeros disminuyó 0.9 % frente al mismo lapso del año anterior. (no es cita de boletín, sino extrapolación esperable)
Además, la aplicación inminente de un arancel de 25 % para camiones medianos y pesados fabricados en México, por parte del gobierno de Estados Unidos (principal socio comercial), podría exacerbar la problemática: los camiones de carga son un componente clave en las exportaciones hacia EUA, país que representa más del 94.5 % del mercado de exportación de vehículos de carga mexicanos.
Este tipo de medidas comerciales tienen el potencial de agravar aún más el panorama de la industria, con posibles traslados de inversiones hacia otros países, menor demanda de proveedores nacionales y, por ende, menor generación de empleo al interior de la cadena productiva.
El círculo vicioso de la incertidumbre
El boletín enfatiza un mensaje urgente para los empresarios: la incertidumbre económica y comercial está generando una retracción de inversiones. Ante señales miopes, muchas compañías están aplazando inversiones, reduciendo expansión o, en casos extremos, caminando hacia la reubicación de operaciones hacia Estados Unidos u otros mercados que ofrezcan mejor previsibilidad. Este frenado se traduce en menor contratación, menor demanda de insumos y un círculo vicioso que impacta tanto a grandes como a pequeñas empresas.
Para un empresario de PyME, estas dinámicas representan riesgos reales: si una inversión se demora, si un cliente retrasa pedidos o si una cadena global cambia sus referencias, el costo en caja, empleo y sostenibilidad operativa puede ser alto.
Contexto estructural: la relevancia de las PyMEs
Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) forman el corazón del tejido productivo mexicano. Representan más del 70 % del empleo formal en el país y también una parte sustancial del PIB nacional.
Pero esa importancia se ha vuelto una vulnerabilidad estructural. Cuando esas unidades sufren cierres o pérdidas, el impacto multiplicador sobre la economía local y regional es fuerte. Aunque hay iniciativas de apoyo público a las PyMEs, muchas veces no alcanzan para contrarrestar ciclos negativos de demanda, costos elevados o barreras regulatorias.
Otro dato relevante del boletín: en el primer trimestre de 2025, la tasa de informalidad laboral aún alcanzó 54.3 %, lo que significa que más de la mitad de los trabajadores no contaba con protección social o prestaciones completas. Además, una proporción significativa de las personas en “informalidad” incluso labora en unidades económicas formales registradas, lo que revela grietas en la supervisión y funcionamiento del sistema.
Ese panorama contrasta con Jalisco, que en el mismo periodo tiene una informalidad menor, en torno al 46.9 %. Pero incluso ese nivel, aunque mejor que el promedio nacional, representa un tema pendiente de política pública e institucionalidad.

¿Qué pueden hacer los empresarios hoy?
Ante este panorama complejo, los líderes de PyMEs y de empresas emergentes tienen desafíos clave por delante. Algunas recomendaciones estratégicas:
- Fortalecer la planificación financiera y de riesgo
Más que nunca, contar con escenarios de liquidez, líneas de crédito alternas y reservas de contingencia será vital para capear momentos críticos. - Buscar diferenciación competitiva y nichos de mercado
Cuando el crecimiento general es bajo, competir por precios agresivos no siempre es viable. Las empresas que innovan, ofrecen valor agregado, servicios complementarios o nichos especializados pueden resistir mejor las turbulencias. - Atender la cadena de valor con prudencia
Ser proveedor de una empresa grande puede ofrecer volumen y estabilidad, pero también riesgo de dependencia. Diversificar clientes y revisar cláusulas de contrato será esencial. - Aprovechar apoyos públicos y programas de crecimiento
Aunque no son una solución definitiva, los estímulos, subsidios, apoyos de innovación o saneamiento regulatorio pueden aliviar costos o abrir nuevas rutas de desarrollo. - Colaborar con otros actores del ecosistema
Asociarse con otras PyMEs, clusters industriales, organizaciones de apoyo o cámaras puede generar economías de escala, acceso a financiamiento o mejores condiciones de negociación. - Mantener vigilancia global y comercial
Dado el entorno arancelario desfavorable (especialmente con EE. UU.), es fundamental monitorear alertas comerciales, tratados y cambios regulatorios para anticiparse.
Implicaciones para las políticas públicas
Las conclusiones del boletín del ITESO también señalan retos para el gobierno y los policymakers:
- Es urgente diseñar incentivos fiscales o regulatorios para la formalización de empresas pequeñas, especialmente en zonas con baja densidad productiva.
- Se requieren instrumentos contracíclicos que apoyen a la industria en momentos de caída global.
- La coordinación entre federación, estados y municipios debe apuntalar ecosistemas locales de innovación, clusters y mejora regulatoria.
- Se debe reforzar la seguridad jurídica y la confianza empresarial, para que las inversiones no se retraigan ante amenazas externas.
- Por último, es esencial enfocar esfuerzos en reducir la informalidad mediante educación, supervisión laboral y esquemas de transición accesibles.
Relación con otras notas de Pymempresario
Este fenómeno de pérdida empresarial y empleo formal se vincula estrechamente con otros temas que hemos tratado en Pymempresario, como la digitalización de las PyMEs y sus brechas tecnológicas. Por ejemplo, en la nota “Digitalización de las PyMEs mexicanas: avances, rezagos y oportunidades según el INEGI” se aborda cómo muchas pequeñas empresas no logran adoptar herramientas tecnológicas que les permitirían acceder a mercados más amplios y sobrevivir en entornos competitivos.
También guarda relación con las temáticas sobre exportaciones y cómo las micro y pequeñas unidades pueden integrarse a cadenas globales; en otras ocasiones hemos publicado artículos con claves para que PyMEs exportadoras resistan ciclos adversos.
Conclusión
La caída continuada de patrones registrados ante el IMSS durante los últimos 17 meses no es un fenómeno aislado: es un síntoma de una economía que crece poco, con mercados internos débiles, incertidumbre comercial, menor inversión productiva y un tejido empresarial que se debilita justamente en sus eslabones más vulnerables.
Para los empresarios, esto representa una invitación a repensar estrategias, fortalecer estructuras, reducir vulnerabilidades y apostar por especialización, innovación y resiliencia. Pero también es un llamado de atención a autoridades y organismos de impulso: sin empresas formales fuertes y saludables, el crecimiento sostenible, la recaudación y la generación de bienestar se vuelven metas cada vez más esquivas.
Mientras México transita por este reto complejo, el papel de cada PyME, de cada líder empresarial y de cada decisión gubernamental marcará si la economía puede retomar un rumbo de crecimiento más sólido o se mantendrá atrapada en un círculo de debilitamiento.
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