En un entorno económico global desafiante, las medianas empresas mexicanas tienen hoy una oportunidad invaluable para fortalecer su presencia y apuntalar el mercado interno. Más allá del debate entre costos y precios, la calidad de los productos hechos en México emerge como una poderosa herramienta de diferenciación y fidelización, tal como lo demuestra el reciente Estudio sobre Consciencia de Compra en el Supermercado 2024, realizado por GS1 México.
De acuerdo con este estudio, el 90% de los mexicanos elige un producto por su calidad, por encima de factores como el precio (78%) o las promociones (57%). Sin embargo, solo el 38% considera si está “Hecho en México” como criterio de compra. Este dato, lejos de ser un obstáculo, representa una gran oportunidad para las medianas empresas: si el consumidor ya valora la calidad, el siguiente paso es posicionar al producto nacional como sinónimo de excelencia.
La productividad como palanca del desarrollo
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha reiterado en sus análisis que México arrastra un rezago estructural en productividad, especialmente en las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs). En su Índice de Competitividad Estatal 2024, el IMCO señala que uno de los principales retos es cerrar las brechas de productividad entre sectores y regiones. En este contexto, las medianas empresas —por su tamaño, estructura y capacidad de adaptación— juegan un papel crucial en la transformación económica nacional.
El camino para elevar la productividad pasa por la innovación, la incorporación de tecnología, la capacitación del capital humano y la profesionalización de procesos. Pero también —y sobre todo— por una conexión más estrecha con las necesidades y expectativas del consumidor local, cada vez más informado, exigente y consciente.

Un momento estratégico para las medianas empresas
Alejandro Trejo, director de Desarrollo de Asociados en GS1 México, lo resume con claridad: “Los empresarios mexicanos tienen la oportunidad de que sus productos crezcan en puntos de venta físicos y plataformas digitales si van de la mano del consumidor”.
El Plan México —presentado por la Secretaría de Economía— establece como objetivo que al menos el 50% de la proveeduría nacional en sectores clave como textil, calzado, mobiliario o juguetes sea mexicana hacia 2030. Esta meta no solo busca sustituir importaciones, sino elevar la competitividad del producto nacional con estándares internacionales y una narrativa que conecte con el consumidor.
Para lograrlo, Trejo propone una hoja de ruta en cinco pasos:
- Profesionalización del producto: Los empaques, etiquetas, normativas y la coherencia visual son indispensables para competir en el anaquel y en el entorno digital.
- Conexión con compradores estratégicos: Estar preparado para escalar requiere alianzas con los distintos formatos del retail físico y digital.
- Innovación como diferenciador: Desde empaques sustentables hasta fórmulas novedosas o historias de origen, la innovación es clave para destacar.
- Estándares internacionales: El uso de herramientas como códigos de barras y códigos 2D eleva la eficiencia logística y la trazabilidad del producto.
- Sello “Hecho en México” y tecnología: Aplicaciones como Infocode permiten a los consumidores identificar productos nacionales y conocer su información de valor, fortaleciendo la confianza y el orgullo por lo local.

Calidad, no solo precio: una nueva narrativa de valor
El gran reto para las medianas empresas mexicanas no está únicamente en producir más barato, sino en comunicar mejor la calidad de sus productos. El consumidor ya valora la excelencia; ahora toca mostrarle que lo “Hecho en México” es sinónimo de durabilidad, innovación y compromiso con el país.
Apuntalar el mercado interno no es solo una estrategia comercial, es una apuesta por la soberanía económica. Mientras mayor sea la participación de las empresas nacionales en el consumo interno, más resiliente será la economía mexicana frente a choques externos.
Desde la profesionalización hasta la adopción tecnológica, las medianas empresas tienen hoy los elementos para escalar, diferenciarse y conquistar a un consumidor que sí está dispuesto a elegir lo nacional, siempre que eso venga acompañado de calidad y confianza.
Hecho en México debe dejar de ser una etiqueta y convertirse en una promesa cumplida.
¿Tienes una mediana empresa y quieres dar el siguiente paso hacia la profesionalización y el crecimiento? Este es el momento. Porque más allá del precio, el consumidor mexicano ya está listo para apostar por lo hecho en casa.
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