Los objetivos de desarrollo sostenible: referente para las decisiones socialmente responsables

Uno de los elementos claves para la toma de decisiones es tener un rumbo claro, metas precisas y visión de futuro. Cuando se contempla a la responsabilidad social en las instituciones gubernamentales, las empresas, las organizaciones del tercer sector y hasta en la vida personal, es fundamental concebir las acciones en relación a la planeación estratégica, pero sin perder de vista los principios que hacen letra viva a la dignidad de la persona humana.

Durante muchos siglos, el ser humano ha luchado por el respeto y la posibilidad de vivir dignamente. Fue hasta la Revolución Francesa que los Derechos del Hombre y del Ciudadano cobraron relevancia. La libertad, la igualdad y la fraternidad fueron la bandera para diversas transformaciones sociales en buena parte del planeta. Sin embargo, en la Segunda Guerra Mundial puso en manifiesto que la posibilidad de acabar con la humanidad por los impulsos totalitarios era una realidad.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos y la constitución de la Organización de las Naciones Unidas se convirtieron en un contrapeso necesario ante las tendencias fascistas y nacionalistas que todavía hoy se dejan ver en los discursos y en las masacres que nos presentan los noticieros.

Con la globalización y la necesidad de hacer frente común ante los problemas cada día más complejos, las asociaciones internacionales y la normativa que de ellas se deriva, ha permitido la consolidación de estándares que no solo presuponen unas prácticas industriales de calidad, sino también la búsqueda de una gramática de entendimiento conjunto. Esto implica, en el mejor de los casos, lograr la colaboración fraterna de dimensiones poco antes vista.

Este encuentro de voluntades es más necesario ante la crisis medioambiental, negada por diversos personajes de la vida pública, pero confirmada por el día a día. Con ello en mente, se estipularon, en primera instancia, los Objetivos del Milenio, y posteriormente lo que se ha llamado la Agenda 2030 de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible.

Siempre es necesario profundizar en este programa, por lo que se ha realizado una extraordinaria campaña de comunicación que se ha concretado, entre otros medios, en múltiples plataformas tales como foros académicos, aplicaciones para dispositivos móviles y la propia página oficial: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

Estos parámetros internacionales deberían constituirse como un punto de referencia y reflexión en la construcción de políticas públicas gubernamentales, en las juntas de gobierno corporativo, en las reuniones de las organizaciones del tercer sector, en la mirada de las personas comunes y lograr un mejor camino para todos. Las decisiones, pues, no deben estar aisladas, sino que deben tomarse como un ejemplo de solidaridad, subsidiariedad, bien común y destino universal de los bienes.

Si bien las críticas a esta agenda internacional y a sus indicadores particulares pueden ser justificadas, vale la pena la reflexión y, desde luego, la práctica analítica. Son tiempos que requieren visión y no un activismo impulsivo o una apatía profunda. Se requiere el análisis de la realidad, el juicio motivado por la dignidad de la persona, el actuar para, con y desde el otro, particularmente de las comunidades vulnerables.

La responsabilidad social implica una búsqueda de un mejor mañana con las miradas puestas en el bienestar compartido, en el encuentro con el otro, en la esperanza activa y en la transformación social de la realidad.

Dr. José Antonio Forzán Gómez, Académico de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México

jaforzan@anahuac.mx

 

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